El Frasco de alabastro
Mar 14:3 Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
Mar 14:4 Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
Mar 14:5 Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella.
Mar 14:6 Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho.
Mar 14:7 Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis
.
Mar 14:8 Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.
Mar 14:9 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
En la antigüedad las señoritas llevan con sigo un frasco con un perfume de mucho valor mientras mas grande era el frasco mas adinerada era la familia los jóvenes la cortejaban y ella quebraba el frasco como símbolo que el joven era según ella el correcto y lo que ella hizo fue entregarle su sueños y su todo a Jesús.
Es este un caso de entrega absoluta hacia su Señor que da hasta lo sumo, que no escatima nada, ni pide que se le recompense: Esta fuente de amor que fluye con el único propósito de darse, sin importarle el precio. Para llegar a alcanzar un estado de amor, constante y ardiente por el Señor, debemos romper todos los alabastros en los que podamos tener encerrados la sutil esencia de la vida que no es otra que: NUESTRO YO.
Algunas veces hay que derramar el alabastro, de alguna reserva de la voluntad, tal vez un sufrimiento evitado, un camino de soledad rechazado. Estas cosas profundas que nos reservamos, nos son estorbos para entregarnos a Dios y componen un alabastro que debe ser quebrantado al Señor.
Otro alabastro que verter es el de la amistad humana, nuestro amor a Jesús y nuestra vida de consagración a Él. Nos vemos en el trance de poner fin a algunos vínculos sociales y repetidas veces quebrantar un alabastro hermoso de la estima humana, como el cariño de la familia y amigos, a fin de derramar hasta la última gota de amorosa obediencia a los pies de nuestro Señor.
Quiero que te hagas esta pregunta quebraste tu frasco de alabastro a los pies de Dios o lo quebraste frete a la persona equivocada.
Ideas tomadas del libro una dama en espera escrito por Andy Chávez.
Mar 14:4 Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
Mar 14:5 Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella.
Mar 14:6 Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho.
Mar 14:7 Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis
.
Mar 14:8 Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.
Mar 14:9 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
En la antigüedad las señoritas llevan con sigo un frasco con un perfume de mucho valor mientras mas grande era el frasco mas adinerada era la familia los jóvenes la cortejaban y ella quebraba el frasco como símbolo que el joven era según ella el correcto y lo que ella hizo fue entregarle su sueños y su todo a Jesús.
Es este un caso de entrega absoluta hacia su Señor que da hasta lo sumo, que no escatima nada, ni pide que se le recompense: Esta fuente de amor que fluye con el único propósito de darse, sin importarle el precio. Para llegar a alcanzar un estado de amor, constante y ardiente por el Señor, debemos romper todos los alabastros en los que podamos tener encerrados la sutil esencia de la vida que no es otra que: NUESTRO YO.
Algunas veces hay que derramar el alabastro, de alguna reserva de la voluntad, tal vez un sufrimiento evitado, un camino de soledad rechazado. Estas cosas profundas que nos reservamos, nos son estorbos para entregarnos a Dios y componen un alabastro que debe ser quebrantado al Señor.
Otro alabastro que verter es el de la amistad humana, nuestro amor a Jesús y nuestra vida de consagración a Él. Nos vemos en el trance de poner fin a algunos vínculos sociales y repetidas veces quebrantar un alabastro hermoso de la estima humana, como el cariño de la familia y amigos, a fin de derramar hasta la última gota de amorosa obediencia a los pies de nuestro Señor.
Quiero que te hagas esta pregunta quebraste tu frasco de alabastro a los pies de Dios o lo quebraste frete a la persona equivocada.
Ideas tomadas del libro una dama en espera escrito por Andy Chávez.